Cata literaria Malabrigo (parte 3)
Malabrigo de Bodegas Cepa 21Tapa: ChupaChups de Queso de Oveja 'El potro pinto, extenuado por la galopada y picado en el abdomen por los espuelazos de Malabrigo terminó derrumbándose junto a una loma, en las afueras de Castrillo, desmontando en la caída a su jinete.El bandolero no le culpa, aquel caballo acaba de salvarle la vida.Si el escuadrón de dragones franceses llega a atraparle, hubiera corrido la misma suerte que el resto de su partida.“Patillas”, “Valderramiro”, “Sanchomartín” , el “Moro” y “Mataviejos” ya no volverán a calentarse junto al fuego en las frías noches de niebla y guerrilla.No volverán a compartir la bota, entre juramentos, blasfemias, risas y maldiciones.Los gabachos se han llevado por delante a muchos mozos de los pueblos vecinos, algunos, como él, decidieron echarse al monte y jugar los naipes que les repartieron de la mejor manera que entendieron, a navajazo limpio, buscando el hueco entre las trabillas de las corazas francesas, hundiendo junto a la hoja mellada de la navaja, la rabia de un pueblo hastiado de invasores.El piafado del caballo moribundo le devuelve a la realidad, alejándole del recuerdo de los compañeros caídos.Tiene que buscar refugio pronto, la noche cae, y los dragones continuaran batiendo la zona al menos un par de días más.Con delicadeza, libera al animal de la silla y rápidamente realiza un inventario de víveres y armamento.Medio queso de oveja, unas salchichas, algo de pan duro, dos roscas de anís, cuatro cargas de trabuco, su navaja de seis muelles y algo más de tres cuartos de la bota de tinto.Es un buen vino, de la zona.Criado a golpe de frió y lluvia, de sudor campesino, de corazón español y sol de primavera.Madurado entre barricas, poderoso y espeso.Inclina la cabeza hacia atrás y deja que el chorro le refresque la polvorienta garganta.Traga despacio, saboreando.-Jodios franceses…la que os voy a dar en cuanto reúna otra partida-piensa para si.Juro por mis muertos que hasta que no estéis todos de vuelta al otro lado de los pirineos, o bajo dos palmos de tierra española no voy a dejar que durmáis una noche tranquilos-No quiere gastar un disparo con el pobre pinto, además los franceses podrían escuchar la detonación, así que abre la navaja y se tumba junto a la cabeza del fiel caballo, que parece conocer la suerte que le aguarda y agoniza resignado.El bandolero, le acaricia las crines con la poca dulzura que reservan sus ásperas manos curtidas durante años de vendimias y manchadas con la sangre de docenas de hombres.Desliza con suavidad y precisión cirujana la hoja de lado a lado de la garganta del animal, con un tajo rápido y misericorde.El bicho deja de sufrir, a él se le cae la última lágrima que le quedaba, la que reservaba para el día en el que España se librara de extranjeros, la que le iba a regalar a su novia al volver al pueblo.Se amorra al caño de la bota y deja pasar una buena medida de tinto.Carga la silla de montar, la manta y los enseres y se pierde por las laderas del monte, en busca de cobijo.Mañana será otro día.' Juan Pizarrolaespinillacuandobesa.blogspot.com